Os contaré un secreto: yo la envidia
me la sirvo en ensalada,
con mostaza y salsa roquefort.
Y sus flores azules, me las pongo en el pelo...
Pero cuidado: a veces,esa envidia
persecutoria es sólo un invento
para justificar tu propia vanidad.. Pepa Puerro |
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Gracias. Ya le llamaremos.