Oh, ¿cuánto tiempo durará aún
el verdor de las hojas
en las ramas otoñales?
Quisiera tomar una copa de licor
con Bonnie Raitt, sus rojos cabellos,
y que fuera otra vez, sólo por una noche, 1989
José Icaria
Poesía, fuego, piedra.
Oh, ¿cuánto tiempo durará aún
el verdor de las hojas
en las ramas otoñales?
Quisiera tomar una copa de licor
con Bonnie Raitt, sus rojos cabellos,
y que fuera otra vez, sólo por una noche, 1989
José Icaria
El sábado pasado se llevó a cabo la presentación del último número de la revista Agràcia, en el Ateneu Llibertari de Gràcia. Un número especialmente repleto de estimulantes contenidos, que no debe faltar en la barricada de lecturas ya habitual en vuestra mesita de noche.
Contó además con la actuación de El Cantautor Mazonbie, que presentó sus primeros tres hits: Qué hacías el día de la inundación, Apocalipsis Zombie y Mi barrio está lleno de impriendedores. El cantautor, que bromeó proponiendo a los espectadores que dejaran que se comiera sus cerebros, ya que, gracias a la IA ya no los necesitaban, sólo les comió un poco el coco, durante un rato.
La banalidad del poder en los tiempos del poscapitalismo. Recortes en emergencias, cambio climático desbocado y un presidente, del pp de la comunidad valenciana, aficionado a la canción melódica y, como mínimo, a las largas sobremesas, que no consigue explicar dónde pasó las largas horas en que la tormenta se desataba y anegaba la zona de Valencia comprendida entre el nuevo cauce del Turia y el Barranco del Poyo.
La absoluta falta de medidas produjo un elevado número de víctimas, la mayoría de las cuales, podían haber sido evitadas.
Sin embargo, no parece que esa terrible situación le quite el sueño al presidente del karaoke. "Yo les comprendo", dice, a los que lo increpan, "pero ahora, toca ponerse a trabajar". Y todos sabemos lo que eso significa, cuando se pone una morterada en manos de esta mafia y, entre los contratistas, empiezan a aflorar implicados de la Gurtel.
Entre tanto, el tiempo pasa, y es lo único que importa, concluir la legislatura para tener un sueldo vitalicio.
La banalidad del poder, en los tiempos del poscapitalismo. Infantilismo, ausencia de cualquier sentido de la responsabilidad, manipulación mediática, oportunismo político, desaparición de la moral... Una gestión que incurre de lleno en lo que ha de calificarse como negligencia criminal, con cientos de víctimas y desaparecidos. Personas que veían pasar el tiempo, sin ser asistidas.
El Cantautor Mazonbie habla un poco de todo eso, en una canción (un plagio, en lo musical, del Where did you sleep last night, del legendario Leadbelly) que es también un grito, un llanto, una expresión de rabiosa extrañeza, ante esa banalidad del poder, en los tiempos del poscapitalismo. La muerte, el dinero, la constante manipulación mediática, el oportunismo político, la proliferación de los zombies de internet, el desprecio a los pobres, la desaparición de la moral. La desaparición de todo lo físico, en aras del dinero; una humanidad desgajada del semejante que se sume, en la ineludible lógica de la adicción, en la implosión del individuo "autosuficiente", auspiciada por el discurso neoliberal, confundido ya, con el fascismo.
No saldrá gratis
la impasibilidad
frente al genocidio. La irresponsabilidad,
en la protección del clima.
El desprecio por la vida,
el lodazal de la mentira.
Pagaremos,
primero con la dignidad,
después, con la cordura.
Y,por último,con la vida. José Icaria |
Han mentido. Esa es la verdad.
Igual que mintieron con Alka-Eta
para salvar las elecciones.
Igual que mintieron con el Covid
para deshacerse de los ancianos.
Han mentido. Esa es la verdad,
ocultando la gravedad de la DANA
para salvar el puente al lobby del turismo,
mientras que la corriente se llevaba
caravanas de vehículos,
anegando párkings, subterráneos
con trabajadores dentro,
que total, iban a morir igual.
Han mentido, esa es la verdad.
¿Y cuánto tiempo más seguirán
empantanados, con ese sobrelodo
de políticos y reyes y fachas
y medios haciéndose fotos?
Llegará luego la hora de repartir
los beneficios: petróleo, cables
de cobre, mascarillas, terrenos
urbanizados con peligro de aluviones,
y comprobaremos, una vez más,
el éxito de la gestión, convertidos
en aciertos, los errores.
Han mentido, esa es la verdad.
José Icaria
LAS SEIS DE LA SUIZA
Son las seis, las seis de La Suiza,
Y aún duerme la siesta
La prole sumisa.
Condenas de tres años y medio,
Y ciento cincuenta mil euros,
Por ser sindicalistas.
Les acusan de coacciones graves y de un delito
contra la administración de justicia.
La sentencia de la Audiencia,
El Supremo ratifica.
¿Podría ser de otro modo?
De rata en rata y de roto en roto,
Las heces del franquismo dicen Santa Rita.
Son las seis, las seis de La Suiza,
Y aún duerme la siesta
La prole sumisa.
Les acusan de hostigar al dueño,
Y de provocar el cierre, aunque llevaba
Un año en venta la pastelería.
El dueño, un capo de Xixón,
en el gremio de la hostelería,
Interpuso más de 30 demandas
Contra las trabajadoras e incluso
contra algunas de las vecinas.
Son las seis, las seis de La Suiza,
Y aún duerme la siesta
La prole sumisa.
Todo empieza cuando una trabajadora
a la que la empresa debe horas
extra y vacaciones, denuncia,
además, acoso laboral y sexual.
El sindicato desplegó acciones
Frente al local.
Pancartas, pasquines, megáfono:
Lo habitual.
Los sindicatos de clase advierten
De la línea regresiva que supone
Este tipo de respuesta judicial
Contra la acción sindicalista.
Son las seis, las seis de La Suiza,
Y aún duerme la siesta
La prole sumisa.
La reacción es por ahora insuficiente:
¿dónde están las protestas,
Dónde las huelgas?
Nos jugamos mucho,
Contra una posible jurisprudencia
Que criminaliza la protesta.
“Esa no es manera de protestar”.
El supremo recomienda
La vía extrajudicial: Cemac
Y resiliencia.
No culpes al sistema:
Hazte emprendedor,
O vete a la mierda.
Son las seis, las seis de La Suiza,
Y aún duerme la siesta
La prole sumisa.
Si el derecho de huelga
Quedó ya restringido
Con los Pactos de la Moncloa,
No veas si están ahora crecidos
con la Ley Mordaza,
Que el gobierno más progresista de la Historia,
Mecachis, no consigue derogar.
Las calles son peligrosas,
No hay como representar al pueblo,
Y quedarse bien calentito,
En el Parlamento.
Son las seis, las seis de La Suiza,
Y aún duerme la siesta
La prole sumisa.
Primero fueron a por los del SAT,
Después a por los de Altsasu,
Entraron ya en la cárcel
Las seis de Zaragoza, y nuestro compañero Abel. En fin,
Tantas y tantos.
Pero recuerda por quién doblan las campanas:
Por cada compañera que entra en prisión,
Hay un derecho que arde,
Y el miedo convierte en prisión
Los cuerpos, las vidas, las calles.
Despierta, échale ganas,
Que no hay mejor resiliencia
Que un buen puñado de piedras.
Son las seis, las seis de la Suiza.
Los pobres van a la cárcel
y los ricos a Andorra y a Suiza.
Son las seis, las seis de la Suiza
Y la alarma sonó repetida.
Descarga y, contra la carga
Del poli tonto, corea el politono:
Trabajador, no más sufrir,
el opresor ha de sucumbir.
Levántate, pueblo leal,
al grito de revolución social.
José Icaria - Ateneu Llibertari de Gràcia
Hace un par de semanas estuve en una jornada dedicada al fenómeno de los bebés robados, coordinada por el Observatorio de la Desaparición Forzada de Menores, con Neus Roig Pruñonosa y la Biblioteca del Campo Freudiano, de Tarragona.
Entre otras cosas, y escuchando algunos testimonios, me llamó la atención el desprecio con que la judicatura, y otras instancias del Estado, trataban a las víctimas.
Ese desprecio no está sólo en las sentencias (es sabido que todos los casos son sistemáticamente sobreseídos: bien por falta de pruebas -la destrucción de archivos y el tiempo cobran su parte-, bien por prescripción del delito, puesto que no son reconocidos, como deberían serlo, como crímenes de lesa humanidad), sino en cómo son tratadas. Por ejemplo, a una mujer que busca a dos hermanos desaparecidos, le dijeron, en el juicio, en los medios de comunicación, que qué más les daba, si total ya eran muchos hermanos. Debería hacer memoria, no acaba ahí, es todo un muestrario del desprecio.
Me dio que pensar que eso determinaba, en no poco, nuestro inconsciente social. Esa culpa, en los opresores, se convierte en una obscena impunidad, que actúa de forma recurrente, como con los ancianos pobres que Ayuso deja morir, porque "iban a morir igual", y en el desprecio mostrado en el trato a las víctimas.
Y, por el otro lado, en los oprimidos (no así en las víctimas del robo de bebés, que no cesan en su lucha), una cierta sumisión, una falta de contestación, que proviene, por un lado de la culpabilidad (cuando el otro agrede, resumiendo mucho, se busca la causa en uno mismo), y por otro, en la recurrente impunidad, que vicia cualquier posibilidad de esclarecimiento, y que acaba conduciendo a una cierta indefensión aprendida.
En definitiva, me parece necesario ahondar en nuestro pasado, para restituir a las víctimas, para evaluar las injusticias, y evitar que estas continúen produciéndose tan alegremente.
José Icaria
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InVerso Robinson |
Lástima
que se pierdan buenas costumbres. Hoy viviríamos holgadamente del
turismo, aunque seguramente habría problemas de sobrepeso e
hipertensión. Habría también una selección catalana de sumo y la Sagrada
Familia estaría llena de trampas (jaulas descendentes, mallas,
enjambres de flechas) para cazar guiris. Ah, dorada Arcadia...
Poco se habla de ésto. Inaceptable discurso del delegado turístico de la Unión Europeda en Barcelona. Además de llegar borracho, suelta perlas como agradecer a los barceloneses que separen la basura y reciclen, para que los turistas, a cambio, puedan contaminar a placer en los cruceros...
(Domingo, 14 de agosto de 2022, en la Plaça del Sol, de Gràcia, Barcelona. "Processó Subhastem el Barri - At. Llib. de Gràcia").
¿Desesperado, desesperada o desesperade
ante el fin del Arte,
la disolución del sujeto,
la muerte de dios,
la incapacidad de toda la literatura
para expresar la realidad?
¡Deconstrucciones Núñez y Cagarro!
Cabaret Poètic de l'Ateneu Rosa de Foc, 08/07/2022)
Recital Poètic Músical organitzat per la XIC (Xarxa d'Intercanvi de Coneixements). amb la participació de:
Maria Sebastian, Elena Bernag, Dani Torralba, José Icaria.
Acompanyament músical d'Alfredo González a la guitarra
Amb la Col·laboració de :
Grup de Dones Collblanc-la Torrassa, Associació Cultural Poètica Luz de Luna, Alumnes del IES Margarida Xirgu.
Lentamente el público abandona sus asientos.
Nada queda ya del vuelo de las aves,
de las piruetas y tirabuzones,
la cuatricomía del cortejo.
Sólo las tristes cicatrices
sobre la pista de hielo.
("InVerso Robinson" - José Icaria)
Se detuvo un segundo antes de contar una intimidad en fakebook y, al cabo de un rato, vio, en la pantalla de su móvil, un anuncio relacionado con su pensamiento.
josé icaria