El otro día vi el inicio de un documental (presentado como "científico")
en que aparecía una empresa que tranquilizaba a las mujeres que, por
culpa del trabajo, tenían que demorar cada vez más la maternidad. No
había inconveniente, ellos se ocupaban de congelar los óvulos hasta que
llegara el momento oportuno; probablemente, no antes de la jubilación.
Por supuesto, gran jolgorio entre las mujeres congregadas, como en un
anuncio de Dixan. ¿Aceptaríamos también eso? Apagué el televisor y salí a contemplar el
cielo casi raso a causa de la contaminación lumínica.
Bromeé con mi compañera: "Cariño, por favor, pon en otro cajón del congelador el táper con los óvulos congelados, no vayamos a confundirlo con el de la comida precocinada para mañana..."
Pero la ira persistía...
@jose.icaria
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