Paula, ya mayor (le faltaban algunos años para la jubilación), empezó a trabajar de pasante, en un bufete de abogados, y pronto se vio superada por la despiadada actitud del bufete: jugaban a dos bandas (renegociando con las empresas a espaldas de los trabajadores, brindando con champán por el negocio de la crisis...) Un día, Paula no pudo soportarlo más y estalló...
(Acompaña maravillosamente al piano Mireia Hidalgo, con la música que ella mismo compuso para el poema de José Icaria).
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