domingo, 20 de septiembre de 2015

Éramos puros e inocentes, pero ya no



Éramos puros e inocentes, pero ya no


Éramos puros e inocentes,
pero ya no.
En nuestra mirada,
refulgía la llama
esplendente y blanca
de la pureza ilimitada
y la inocencia.

Nos hablaban de crímenes,
atrocidades pasadas,
pero el nuestro era un mundo
esplendente y blanco
de pureza ilimitada.

Pero ya no.

Ha habido guerras y epidemias
adosadas
al envés de la espalda
y, de ser una carga,
pasaron a nutrirnos.

Nos estaban esperando:
¡Adelante!
Vamos, si está muy rico,
toma otra cucharada:
zumo de niños muertos,
para que crezcan fuertes
y sanos los niños buenos.

Pero ya no.

Hemos vendido a sus hijos,
prostituido a sus madres,
asesinado a sus padres
(fomentando guerras lucrativas),
diezmado poblaciones enteras
(traficando con recursos básicos),
expoliado países,
desgarrado naciones,
tantas, tantas atrocidades
que, de nuestra boca,
no cesa de manar sangre.
Y, por mucho que querer queramos
jugar al juego blanco
de la pureza esplendente y blanca
y la inocencia,
nuestras manos,
torvas y ensangrentadas,
no saben ya donde esconderse,
y nuestra mirada,
criminal,
torva y ensangrentada,
de niños que se hicieron
altos y fuertes
bebiendo
el zumo de la muerte,

no sabe ya donde esconderse,
sumida en unos párpados
que rezuman
oscuridad y muerte:
cifras e informes,
nichos y simas,
avenidas y mares,
sobre los que cabalga
frenética la muerte.

Y, qué queréis que os diga:
ya no, mis odiados cómplices,
ya no.


José Icaria




  Destrucción, mentira y una pequeña dosis de esperanza, constituyen los tres planos sobre los que se alzará esta especie de libro desplegable de nuestro tiempo, caracterizado por la precariedad, que afecta, no sólo a las condiciones de vida, sino también, y más íntimamente, a nuestra propia esencia humana.
http://malestarenelparaiso.blogspot.com.es/

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias. Ya le llamaremos.