La banalidad del poder en los tiempos del poscapitalismo. Recortes en emergencias, cambio climático desbocado y un presidente, del pp de la comunidad valenciana, aficionado a la canción melódica y, como mínimo, a las largas sobremesas, que no consigue explicar dónde pasó las largas horas en que la tormenta se desataba y anegaba la zona de Valencia comprendida entre el nuevo cauce del Turia y el Barranco del Poyo.
La absoluta falta de medidas produjo un elevado número de víctimas, la mayoría de las cuales, podían haber sido evitadas.
Sin embargo, no parece que esa terrible situación le quite el sueño al presidente del karaoke. "Yo les comprendo", dice, a los que lo increpan, "pero ahora, toca ponerse a trabajar". Y todos sabemos lo que eso significa, cuando se pone una morterada en manos de esta mafia y, entre los contratistas, empiezan a aflorar implicados de la Gurtel.
Entre tanto, el tiempo pasa, y es lo único que importa, concluir la legislatura para tener un sueldo vitalicio.
La banalidad del poder, en los tiempos del poscapitalismo. Infantilismo, ausencia de cualquier sentido de la responsabilidad, manipulación mediática, oportunismo político, desaparición de la moral... Una gestión que incurre de lleno en lo que ha de calificarse como negligencia criminal, con cientos de víctimas y desaparecidos. Personas que veían pasar el tiempo, sin ser asistidas.
El Cantautor Mazonbie habla un poco de todo eso, en una canción (un plagio, en lo musical, del Where did you sleep last night, del legendario Leadbelly) que es también un grito, un llanto, una expresión de rabiosa extrañeza, ante esa banalidad del poder, en los tiempos del poscapitalismo. La muerte, el dinero, la constante manipulación mediática, el oportunismo político, la proliferación de los zombies de internet, el desprecio a los pobres, la desaparición de la moral. La desaparición de todo lo físico, en aras del dinero; una humanidad desgajada del semejante que se sume, en la ineludible lógica de la adicción, en la implosión del individuo "autosuficiente", auspiciada por el discurso neoliberal, confundido ya, con el fascismo.
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