domingo, 9 de octubre de 2022

Reseña de "InVerso Robinson", por David Marín Rivera

InVerso Robinson

 

Inverso Robinson - José Icaria

David Marín Rivera - reseña aparecida en el número 2 de la revista Agràcia (Ateneu Llibertari de Gràcia)



Inverso Robinson nos invita a inmiscuirnos en la experiencia de habitar una civilización absurda, que se transforma en una broma de sí misma. El dialogo entre lo interno y lo externo se presenta de diversas maneras y lenguajes, con una ficción irónica, que sugiere y reprocha, que aparece como el caminante que es testigo como las cosas se repiten hasta el ridículo. Un viaje con distintas perspectivas de enfoque, de lo cotidiano a la insurrección, de la alienación al homenaje. El libro nos otorga una mirada que busca lo completo, pero no por avaricia, sino que, dentro de lo fragmentario, la imagen de un todo adquiere sentido. La descripción es más que su mensaje, lo que se deduce entre líneas, se entrelaza, en estas islas de imágenes, una tras otra.

Los pequeños dolores acribillan su cuerpo

Bajo el fuego racheado de los años,

Mientras el cáncer avanza,

Devorando a los viejos, devorando a los jóvenes,

Que yacen tras las puertas de esa escalera

Por la que el hombre, a veces sube,

A veces baja, mientras silba

Elementos como el mar, la noche, las islas, la desesperación, aparecen recurrentemente en los poemas, sin premeditación alguna, como parte del paisaje, giran en torno a impresiones y manifestaciones de lo cotidiano. El ojo no contempla, sino que se apropia de lo que se aparece, desarma esa realidad hasta el cansancio. Si bien, en lo interno puede ser desesperante, en lo externo es un cuchillo sin atajos ni excusas.

Los dignos avanzan, firmes en la nieve

Nos proclama una metáfora, como una afirmación de que aún existen aquellxs que perduran en su caminata, en su búsqueda, como pequeñxs Robinson, resistiendo en la isla, y aquello también es vida. En la isla desoladora de la era capitalista, ni la nieve es nieve ni todo lo que se muestra es lo que dice ser, el poeta en este caso, es una voz que señala las líneas trazadas. El capitalismo no nos permite disfrutar la belleza, sobre todo la de la naturaleza, aparece como un ente molesto, un virus que transforma en niebla la realidad, y cuando logra esfumarse, las cosas no están nada de bien, la naturaleza, así como el espíritu de la voz, están tristes, al borde del colapso.

Un libro dividido en dos partes, dos caras de la misma moneda, una donde el caminante, el náufrago Robinson, se refugia en la poesía, en la camaradería, en medio del humo que contamina nuestras relaciones, la anarquía y sus anhelos, se transforma en la posibilidad de poesía:

Y, a veces, cuando hay suerte, comparto loa cerveza (el cava de los pobres)

Con otros robinsones, eternamente Viernes,

Y, ebrios de vida y de poesía. Convertidos

En murciélagos, sobrevolamos la ciudad,

Y hacemos el amor en sus balcones,

Y llenamos de versos las paredes, y de circuladas a es de Anarquía.



En la segunda parte, tales islas se manifiestan limitadas, ya que hasta dentro de nosotrxs mismxs, también jugamos a la falsa comunidad que nos dictaminan:



Cada mañana despertamos,

Milagrosamente vivos

En el naufragio, y no necesitamos

Mirar por la ventana para saber

Que otra vez es el día de la marmota



Reflexiones profundas, Robinson cambia de ambiente, se adentra a sus motivaciones interiores, a un viaje más difuso, menos expresivo, uno que se asemeja a una añoranza, que sitúa a la voz en un lugar donde debe tomar una decisión, porque nada es al azar, ni el absurdo es tan absurdo, ni el mundo es una quimera.



Se acumulan los errores en recónditos

Rincones de nuestra intima geología



Y también se expresa el hambre del cuerpo, el de la libido, el refugio instantáneo de la carne, que se manifiesta en el paisaje de lo cotidiano, entre un instante y otro, como un rito de lo vivo; y el anhelo de la poesía, en su hondura, de lo que significa, como una aliada, como un animal escurridizo, como una voz solitaria donde se van apagando las luces una a una. Lo cotidiano es el precepto fundamental para adentrarnos en un libro que puede leerse desde cualquier parte, cada una es una isla, cada palabra una por sí misma; sin embargo, existen los archipiélagos, las complicidades, lxs afines. La expresividad es cíclica, late como cada una de las evocaciones de imágenes. Y aunque entre el ruido y el silencio haya un gesto temporal, vale la pena seguir el recorrido, el anhelo de libertad, y su hermosa y fracasada épica.



Eternamente apátridas

Bogaremos en el río, siempre

Igual, siempre distinto. Y, como Ícaro,

Volaremos hacia la luz,

En un espacio cuajado de ceniza



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