La
performance, una escenografía calcada de las antiguos comunicados de prensa de
Eta (con la pertinente sustitución de la tradicional txapela vasca por la
barretina), con la que se pretendía
presentar la hasta ahora conocida como “agenda oculta de Artur Mas para
privatizar la sanidad en porciones”, ha tenido una acogida más que desfavorable.
El
Govern intentó justificarla aduciendo que se pretendía introducir un poco de
humor para dulcificar, en la medida de lo posible, la gravedad de las declaraciones.
El
hashtag #terrorismesanitari está
subiendo como la espuma en twitter
La
puesta en escena del Govern de la Generalitat -una especie de performance- destinada a presentar la hasta ahora conocida
como “agenda oculta de Artur Mas para privatizar la sanidad en porciones”, ha
tenido una acogida más que desfavorable, no sólo por el contenido de los
–pero ya no podemos seguir llamando “recortes”, a las- “privatizaciones”, que
piensa llevar a cabo, sino, especialmente, por la forma.
Y es que Artur Mas -flanqueado por Boi Ruiz y Felip Puig- ha escogido
para la presentación, nada menos que una
escenografía calcada de las antiguos comunicados de prensa de Eta, en la que
eso sí, se ha encargado de sustituir la tradicional txapela vasca por la
barretina catalana, así como, evidentemente, las banderas por las de su
comunidad.
Los periodistas, desconcertados en todo momento, se marcharon de la
rueda de prensa en silencio, a pesar de que en esta ocasión se había permitido,
excepcionalmente, un turno de preguntas. La disculpa final del President
(tampoco se presentaron, así que sólo podían ser reconocidos por la voz),
aludía al difícil momento que se estaba atravesando, e intentaba justificar que se hubiera decidido introducir un toque de
humor a unas declaraciones que, sin duda, deprimirían aún más a una población
que venía ya soportando importantes sacrificios.
El hashtag #terrorismesanitari
está subiendo como la espuma en twitter: entre los comentarios, destacamos por
su frontalidad, el de @lisis, que –según su propia declaración- espera la
muerte en su casa, después de haber sido dado de alta en el Hospital de
Bellvitge, donde esperaba ser operado (la planta ha sido cerrada, y las listas
de espera, oportunamente falseadas, le dejan sin ningún tipo de oportunidad): “…y, ¿dónde está la puta gracia?”,
preguntaba cáusticamente @lisis.
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