(En
realidad la cifra sería de 3 coma 45). ¿Chemtrails, doctrina del
shock, exceso de televisión? No, lo que ocurre es pura y simplemente
que los españoles son zombies en su mayoría. No existe realmente
vida en su interior, y tampoco instinto de supervivencia -en el
sentido usual de la expresión-, más bien es una cuestión puramente
de inercia. El español nace, le dan de hostias, se resigna, se
reproduce (o se compra coche), se hipoteca, acepta curros de mierda y
se aficiona al fútbol o a ver telemierda hasta que, de puro asco, se
muere: de cáncer (a causa de la porquería que come y respira), o de
tristeza.
No hay más, y desde luego, hay que concluir con los
científicos que han elaborado el análisis, que no cabe otra
posibilidad; una a una deben ser descartadas las otras opciones, si
se procede con método. No debe tampoco cundir el pánico, a menos
que pertenezcas al percentil menor: pero entonces, seguro que todo
esto no te sonará a nuevo: probablemente habrás sido ya despedido
del trabajo, tus compañerxs se habrán lavado las manos, el
sindicato habrá mirado para otro lado, habrás ido a manifestaciones
donde siempre habrás encontrado las mismas caras, habrás escuchado
los mismos aforismos -filosofía para percebes- en infinitos lugares
públicos, y habrás llegado a la conclusión de que difícilmente se
puede luchar con muertos (a menos que, como Clint Eastwood, se usen
para distraer las balas enemigas: pero tampoco sirven para eso,
porque estos muertos se mueven, aunque no vayan a ningún lado).
Sí, no hay más remedio que aceptarlo: los sindicatos
están muertos, lxs trabajadores están muertxs, la inteligencia, el
sentido común, la solidaridad, la rebeldía, la dignidad, están más
que muertas. El torito de la bandera no es más que un ratoncito
minúsculo y asustadizo. Los amos y amas de casa, cucarachas que
corren angustiadas a ocultarse en los rincones ante el más mínimo
resquicio de luz (pactemos con el banco...). ¿Cuándo las
condiciones son inaceptables, draconianas, inhumanas, por qué seguir
atadxs a la cadena, por qué seguir representando la función? Hay
que adaptarse. Así es como está montado. Qué se le va a hacer.
El presidente de la nación deja una nota en su ataud de
“no molestar” y se echa a dormir, según su costumbre, hasta que
al fin, un baile de murciélagos lo obliga a acudir al Senado (un
derruido cementerio de elefantes). Allí, emite un par de eructos y
lee las acotaciones por toda respuesta. Finalmente, se le cae el
globo ocular derecho y se pone a buscarlo entre los escaños. Sus
señorías abandonan el hemiciclo indignadas, y los gusanos celebran
un partido de fútbol cuando las luces rojas del piloto automático
se encienden y los mayordomos dan el último portazo.
Pero los vampiros exigen más sangre. Más flexibilidad,
más impuestos a los pobres, exclusión social de las universidades,
salarios más bajos: los españoles reaccionan achinando los ojos,
emigrando a Alemania, enterrando la cabeza bajo estériles caballones
de Monsanto. Los policías, enloquecidos, se machacan entre ellos:
habían sido adiestrados para golpear sin descanso, y tienen
problemas para superar la auto-inducida sobredosis de violencia.
“Una extinta civilización inexplicablemente detenida
en la más alta cima de su florecimiento”, según los arqueólogos
del futuro. Corrupción, sobornos, mausoleos sin sentido, estupidez,
vida de apariencias, voluntad de ignorancia, mitologías
indefendibles, chapucismo, enanez, ausencia de memoria histórica,
tendencia al parche ad nauseam,
a acatarlo todo sin rechistar, al egoísmo, a los mantras
televisivos, a la pirotecnia de las festividades atávicas, a vivir
sin sentir, en una palabra, que hace tiempo que se ha muerto...
Me ha gustado el texto, pero sinceramente, creo que pecas de optimismo.
ResponderEliminarUn saludo!
Estoy de acuerdo con "elmayordomodebarcenas"
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