En
la madrugada,
y,
tras una serie de estertores,
mi
canción se detendrá.
En
el surco descarrilará la aguja
(porque
yo nací en la era del vinilo,
justo
cuando la Utopía empezaba a declinar),
y
en la habitación resonará monótono
el
zumbido de mi corazón desenchufado,
como
el eco del acorde final
(mis
células se inclinarán, abrazadas,
para
responder a los aplausos:
no
habrá bises, lo siento).
Y
en algún lugar del mundo,
una
banda estará tocando blues,
y
la mirada torva del motero
no
se cruzará con la mía,
distendida
y sonriente,
y
aunque sensualmente bailes para mí,
no
podré apreciar ya la eléctrica belleza,
pero
tus miradas me acompañarán,
por
toda la eternidad,
como
del faro
el circular destello
en la noche oceánica…
(Rocking goodbyes, InVerso Robinson - José Icaria)